Roy Bruce Taylor Tapia: GIORDANO BRUNO, MÁRTIR DE LAS IDEAS HELIOCÉNTRICAS
GIORDANO
BRUNO, MÁRTIR DE LAS IDEAS HELIOCÉNTRICAS.
(1548 Nola, Italia - 1600 Roma).
Nos indica el
ingeniero Roy BruceTaylor Tapia que cuando se encendió el fuego para
quemarlo en el Campo dei Fiori en la ciudad de Roma, en el 1600, él recitó este
poema:
POEMA “A MIS
VERDUGOS”:
Decid, ¿cuál
es mi crimen? ¿Lo sospecháis siquiera?
y me acusáis,
¡sabiendo que nunca delinquí!
quemádme, que
mañana, donde encendáis la hoguera,
levantará la historia una estatua para mí.
Yo sé que me
condena vuestra demencia suma,
¿Por
qué?…Porque las luces busqué de la verdad,
no en vuestra
falsa ciencia que el pensamiento abruma
con dogmas y
con mitos robados a otra edad,
sino en el
libro eterno del Universo mundo,
que encierra
entre sus folios de inmensa duración
los gérmenes
benditos de un porvenir fecundo,
basado en la
justicia, fundado en la razón.
Y bien,
sabéis que el hombre, si busca en su conciencia,
la causa de
las causas, el último por qué
ha de trocar
muy pronto, la Biblia por la ciencia,
los templos
por la escuela, la razón por la fé.
Yo sé que
esto os asusta, como os asusta todo
todo lo
grande , y quisierais poderme desmentir.
Más aún,
vuestras conciencias, hundidas en el lodo
de un
servilismo que hace de lástima gemir…
Aún allá, en
el fondo, bien saben que la idea,
es
intangible, eterna, divina, inmaterial…
que no es
ella el Dios y la religión vuestra
sino la que
forma con sus cambios, la historia universal.
Que es ella
la que saca la vida del osario
la que
convierte al hombre, de polvo, en creador,
la que
escribió con sangre la escena del calvario,
después de
haber escrito con luz, la de Tabor.
Mas sois
siempre los mismos, los viejos fariseos,
los que oran
y se postran donde los puedan ver,
fingiendo fe,
sois falsos llamando a Dios, ateo,
¡chacales que
un cadáver buscáis para roer!…
¿Cúal es
vuestra doctrina? Tejido de patrañas,
vuestra
ortodoxia, embuste; vuestro patriarca, un rey;
leyenda
vuestra historia, fantástica y extraña,
vuestra razón
la fuerza; y el oro vuestra ley.
Tenéis todos
los vicios que antaño los gentiles,
tenéis las
bacanales, su pérfida maldad;
como ellos
sois farsantes, hipócritas y viles,
queréis, como
quisieron, matar a la verdad;
Mas…¡Vano
vuestro empeño!…Si en esto vence alguno;
soy yo porque
la historia dirá en lo porvenir;
“Respeto a
los que mueren como muriera Bruno”
y en cambio vuestros nombres…¿Quién los podrá decir?
Finalmente
nos informa el ingeniero Roy Taylor Tapia que termina el poema antes señalado, con
las siguientes estrofas:
¡Ah!…Prefiero
mil veces mi muerte a vuestra suerte;
morir como yo
muero…no es una muerte ¡no!
Morir así es
la vida; vuestro vivir, la muerte
por eso habrá
quien triunfe, y no es Roma ¡Soy Yo!.
Decid a
vuestro Papa, vuestro señor y dueño,
decidle que a
la muerte me entrego como un sueño,
porque es la
muerte un sueño, que nos conduce a Dios…
Mas no a ese
Dios siniestro, con vicios y pasiones
que al hombre
da la vida y al par su maldición,
sino a ese
Dios-Idea, que en mil evoluciones
da a la
materia forma, y vida a la creación.
No al Dios de
las batallas, sí al Dios del pensamiento,
al Dios de la
conciencia, al Dios que vive en mí,
al Dios que anima
el fuego, la luz, la tierra, el viento,
al Dios de
las bondades, no al Dios de ira sin fin.
Decidle que
diez años, con fiebre, con delirio,
con hambre,
no pudieron mi voluntad quebrar,
que niegue
Pedro al Maestro Jesús, que a mí ante el martirio,
de la verdad
que sepa, no me haréis apostatar.
¡Mas
basta!…¡Yo os aguardo! Dad fin a vuestra obra,
¡Cobardes!
¿Qué os detiene?…¿Teméis al porvenir?
¡Ah!…Tembláis…Es
porque os falta la fe que a mí me sobra…
Miradme…Yo no tiemblo…¡Y soy quién va a morir!…
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